martes, 3 de marzo de 2009

El Retorno del Populismo

Cuando hacemos referencia a las experiencias populistas que atravesaron los países latinoamericanos, pensamos de inmediato en hombres como Víctor Paz Estenssoro, en Bolivia, Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Velasco Alvarado en Perú, y otros menos próximos a nuestra realidad, sus nombres se asociación a los momentos en que las “grandes mayorías” participaban del Poder a través, generalmente, de la clase media. Desde el punto de vista de su estructura ideología se articulan en torno a una visión nacionalista y la defensa y recuperación de los recursos naturales, se sumaba a esto una visión fuertemente ligada a la izquierda marxista de aquellos tiempos, de ellos recuperaron su vocación social y la urgencia de ampliar el poder y distribuir de mejor manera la riqueza social.

El populismo instalo la noción de la equidad y puso en el tapete la existencia de derechos sociales, políticos, económicos y culturales que hasta ese momento el poder republicano no había considerado. En su perspectiva económica sus logros fueron, para una buena parte de los entendidos, bastante mediocres.

Se ha dicho que los nuevos gobiernos populares emergentes en América Latina corresponderían a un tipo político e ideológico similar a los "populistas" de mediados del siglo XX, por ello, los analistas sociales se esmeran por identificar las diferencias no sólo entre esos momentos de la historia y los procesos que actualmente viven algunos países del continente, sino, además, las similitudes entre los actuales procesos y las connotaciones de los regímenes totalitarios.

En principio resulta útil notar que el populismo de mediados del siglo pasado se presentó como resultante de la transición dolorosamente experimentada desde la sociedad tradicional básicamente agraria a la sociedad urbana e industrial propia de la modernidad, empero, a pesar de que cada país mostró sus propias peculiaridades, todos participaron de una visión nacionalista y protectora de sus recursos, y todos implementaron una administración centralizada en el Estado.

Basados en la convicción de que el proceso revolucionario solo era posible mediante la movilización social y la alta politización de las sociedades, el populismo se caracteriza por un alto grado de participación social y política y la hegemonía casi mítica del líder, esto hizo que se asimilara la ida de democracia más a la participación directa que al respeto de los derechos individuales, de manera que cuanto mas ciudadanos se adscribían a la movilización política se consideraba que el país era mas democrático. La recurrencia de estas visiones muestra un “padrón” de acción histórica que se fundamenta –en términos generales- en los mismos principios que le dieron vida y que repite los mismos errores que lo derrocaron hace medio siglo atrás, de ahí que es siempre aconsejable recordar la historia; sus aciertos y sus errores.

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