En las ciencias sociales la posibilidad de establecer leyes es tan remota como lo es en la metafísica. Nos regimos por conceptos y abstracciones cuyo fin es dar cuenta de algo que, además, si da la oportunidad de abordarlo es por que ya se ha ejecutado. Ha diferencia de otras ciencias en que se puede poner a prueba una hipótesis, en lo que a la sociedad se refiere las hipótesis solo son imaginarios que en el mejor de los casos dan curso a comprobaciones probabilísticas. Todo nuestro dilema esta determinado por la sencilla razón de que nos movemos siempre bajo el impulso de conceptos abstracto-formales, de hecho, el concepto de sociedad es una abstracción pues nadie podrá poner bajo la lente de un microscopio una sociedad, ni sacarle fotografías o describirla como puede hacer la biología con la célula, Esta características plantea algunas interrogantes interesantes, una de ellas es la necesidad de redefinir algunos términos. Me gustaría empezar por el de “movimientos sociales”
En el imaginario político se trata de fuerzas sociales que actúan bajo la perspectiva de un objetivo en principio desligado de cualquier estrategia política. Sin vínculos naturales con las organizaciones partidarias, en gran medida nacen como una alternativa a los partidos y por tanto, en la imperiosa necesidad de negarlos, niegan la utilidad práctica de las ideologías. Todo su accionar se orienta al logro de un objetivo inmediato lo que hace patente la ausencia de una visión propiamente histórica, logrado el objetivo sus opciones se agotan y deben ser remplazadas por objetivos nuevos en muchos casos contradictorios a los planteados en un pasado inmediato. Esta surte de desplazamientos ejecutados al fragor de la coyuntura inmediata han hecho de los movimientos sociales un instrumento muy útil a vida comunitaria. Ante la ausencia de una ideología que permita la elaboración de un diseño político y una estrategia de poder históricamente viable, elaboran “agendas” que se esfuman casi al mismo tiempo que se obtienen los primero resultados, de hecho la “agenda” política de un movimiento social es un conjunto de demandas concretas destinadas a solucionar los problemas de la gente en el horizonte de lo inmediato, por ello, es imposible que estos substituyan a los partidos, peor aun, remplacen las ideologías entendidas como proyectos políticos hacia el futuro. Sociológicamente estos movimientos deben asumirse como desplazamientos de las demandas pendientes.
Los movimientos sociales en este entendido existen como articulaciones de una necesidad imperiosa pero no como un proyecto político, mas temprano que tarde tendrán que tomar la forma de partido o desaparecer. Finalmente, es bueno notar que en la actualidad nada tiene que ver con aquellos poderosos movimientos de la sociedad capaces de reformular sus derroteros como fueron el movimiento obrero, el propio movimiento campesino de los 70s y 80s. etc. bajo esta perspectiva constituyen un dato privado circunscrito al grupo, la comunidad, el barrio etc. Habría que definir con claridad que es un movimiento y que una movida política, así evitamos devaluar un concepto tan útil.
En el imaginario político se trata de fuerzas sociales que actúan bajo la perspectiva de un objetivo en principio desligado de cualquier estrategia política. Sin vínculos naturales con las organizaciones partidarias, en gran medida nacen como una alternativa a los partidos y por tanto, en la imperiosa necesidad de negarlos, niegan la utilidad práctica de las ideologías. Todo su accionar se orienta al logro de un objetivo inmediato lo que hace patente la ausencia de una visión propiamente histórica, logrado el objetivo sus opciones se agotan y deben ser remplazadas por objetivos nuevos en muchos casos contradictorios a los planteados en un pasado inmediato. Esta surte de desplazamientos ejecutados al fragor de la coyuntura inmediata han hecho de los movimientos sociales un instrumento muy útil a vida comunitaria. Ante la ausencia de una ideología que permita la elaboración de un diseño político y una estrategia de poder históricamente viable, elaboran “agendas” que se esfuman casi al mismo tiempo que se obtienen los primero resultados, de hecho la “agenda” política de un movimiento social es un conjunto de demandas concretas destinadas a solucionar los problemas de la gente en el horizonte de lo inmediato, por ello, es imposible que estos substituyan a los partidos, peor aun, remplacen las ideologías entendidas como proyectos políticos hacia el futuro. Sociológicamente estos movimientos deben asumirse como desplazamientos de las demandas pendientes.
Los movimientos sociales en este entendido existen como articulaciones de una necesidad imperiosa pero no como un proyecto político, mas temprano que tarde tendrán que tomar la forma de partido o desaparecer. Finalmente, es bueno notar que en la actualidad nada tiene que ver con aquellos poderosos movimientos de la sociedad capaces de reformular sus derroteros como fueron el movimiento obrero, el propio movimiento campesino de los 70s y 80s. etc. bajo esta perspectiva constituyen un dato privado circunscrito al grupo, la comunidad, el barrio etc. Habría que definir con claridad que es un movimiento y que una movida política, así evitamos devaluar un concepto tan útil.


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