jueves, 30 de octubre de 2008

El Principio de la Reversibilidad


Los físicos nucleares no terminan de comprender que mecanismos se activan cuando una partícula se convierte en onda o inversamente una onda en partícula siguiendo instrucciones independientes al investigador (como si la partícula supiera qué le conviene) de manera que el Principio de la Reversibilidad, se impone al Principio de la Ley Científica, lo que ratifica que todas la cosas de la vida son reversibles, particularidad ampliamente comprobada a lo largo de la historia del conocimiento.
Basado en estas reflexiones epistemológicas, se me ocurrió que esto podría funcionar en el intento siempre frustrante de conocer los dispositivos de la sociedad y llegué a la conclusión de que la circularidad de los hechos esta sujeta, como las partículas, al Principio de la Reversibilidad. La pregunta sería: ¿Cómo un grupo humano puede tener la absoluta certeza sobre un dato de la realidad (su decisión de apoyar un líder por ejemplo) en un momento determinado, y en un periodo corto de tiempo, esto puede revertirse de forma tan drástica que termina aceptando la transgresión o la violencia “como normal”? La imagen propia de esto la encontré cuando analizaba la ultima entrevista a la secretaria de Hitler, “solo después (una vez caída la dictadura nazista) me di cuenta de que lo que se hacia era atroz…solo después”. En la postguerra (1945) se hizo patente de forma dramática esta reversibilidad; de súbito las sociedades alemana e italiana hicieron conciencia de la atrocidad que constituyó el fascismo. Los alemanes comprendieron el horror de los campos de concentración, lo abominable del racismo germano etc. Los italianos la brutalidad del Estado terrorista que implemento Mussolini. Casi literalmente -de la noche a la mañana- el imperio de los mil años que prometió Hitler mostró su verdadero rostro y ante el asombro de los mismos alemanes, apareció lo que realmente era; una dictadura colosal. La noche más oscura de la humanidad. Con la misma eficiencia con que las dictaduras fascistas de medidos del siglo XX lograron imponer una visión brutal del poder basada en el autoritarismo y el terror generalizado, con esa misma rapidez se revirtieron las percepciones; aún los más fanáticos defensores del terror estatal, del amedrentamiento, del exterminio en nombre de una raza, de la intolerancia como mecanismo de segregación y genocidio –de la noche a la mañana- quedaron pasmados de su ceguera.
Sucede que la subjetividad humana es frágil y enormemente dúctil. Reversible en su totalidad. Quizás por esto aquello de que “el pueblo es sabio” funciona bien en el corto plazo de la historia, un atributo que le permitió a los humanos restituir la racionalidad, la ética y la moral en todos los campos de la actividad consciente, desde la física hasta la política; desde la brutalidad de las dictaduras a la complejidad de la materia respectivamente. Hay en esta reversibilidad un elemento que permite comprender mejor la acción social y la capacidad de la civilización de seguir adelante a pesar de hacer absolutamente todo por destruirse. Este Principio es un instrumento que debe ayudar a los cientistas sociales a comprender la historia, tanto como a los físicos el universo.

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